Pequeño pueblecito
paraíso de mi infancia
encerrado entre colinas y
majestuosas montañas
un día lluvioso me viste partir
hacia tierras lejanas más allá del mar.
Amenas campiñas cerca del río
delicia de juegos y fantásticas hazañas.
El destino quiso un día
que dejara mis raíces
siendo hija de un emigrante
que vivía en ultramar.
En un barco majestuoso
dejé atrás mi amada tierra
feliz por ese viaje
con mil sueños y esperanzas.
Días tranquilos surcando los mares
hacia las cálidas tierras del trópico.
Un lindo país de eterno verano
me acogió niña y me saludó mujer.
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