El niño no entendía
mirando y remirando
porque caían bombas
porque moría la gente.
Su madre estaba inerte
sin hálitos de vida,
fragmentos de cemento
y cenizas ardientes.
Lágrimas derramaban
sus ojitos rasgados
sus piernitas temblaban
sus fuerzas flaqueaban.
Ya no quería vivir
en un mundo tan cruel
de gente despiadada
que mata sin compasión.
Sin comida y sin amor
sin ilusión, sin calor
el desaliento y el dolor
quebraron su corazón.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario