Viejo hombre, tu mirada fija en el vacío.
¿Adónde van tus pensamientos?
¿Hacia entrañables recuerdos del pasado
o hacia el fin de este largo viaje?
Cansado estás de vagar en esta vida
dolorido y olvidado de la gente,
tus hijos se han marchado y sólo estás
en tu mundo de pura soledad.
Miras inerte los campos yermos
que con gotas de sudor alimentaban vidas.
Vidas ingratas que ahora sólo esperan
que te marches pronto y en silencio.
Atrás quedaron tus días felices,
los niños con sus alegres risas
corrían en el patio con sus travesuras
sin que el cansancio los agotara.
Y el amor de esa dulce mujer
que fue tu eterna compañera,
hasta ese cruel y húmedo día de otoño
cuando con su triste mirada te dijo adiós.
Sueña, viejo hombre, nunca dejes de soñar,
la vida aún sigue, tu tiempo no malgastes.
Las amarguras y las inquietudes
tan sólo destruyen el alma y la mente.
Sigue soñando sueños cristalinos
sonríe siempre hasta tu último respiro,
hasta que la última hoja
siga aferrada al árbol de tu vida.
Sigue viviendo, sonriendo y soñando.
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