Un marco de plata
encierra discreto
sueños desmembrados
y ecos del pasado.
Cabellos dorados
plácida ternura
esculpida en su rostro
de eterna niña.
Una mirada ausente
distraída y turbada
revive el pasado
saborea sus besos.
Emociones esfumadas
en sutil neblina
se mecen los recuerdos
en los jardines del alma.
Una lágrima acerba
retenida apenas
se desliza taciturna
en mejillas desgastadas.
No hay paz en su alma
silenciosos sollozos
fragmentos de vida
engarzados al dolor.
Aferrado al recuerdo
espera impaciente
el encuentro anhelado
con el ángel de sus sueños.
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