Escurren perezosas
y en silencio
las agujas
del viejo reloj,
vacilan mis
piernas instables
y la mente
vaga
en la densa
niebla de la
incertidumbre.
Una tenue luz
en el horizonte
lejana, intangible
cautiva mi mirada.
Mi corazón
se estremece
mientras mis sueños
se disuelven
por encanto.
Aferro
una mano amiga
y petrificada escucho
palabras de consuelo,
se entrecorta el respiro
y me aferro
a la endeble luz
de la esperanza.
Tiemblan mis manos
al pensar
que tal vez
no habrá un mañana...
La blanca
y suave almohada
acoge en el silencio
mis lágrimas.
Lucharé
con las uñas
con los dientes
lucharé
con todas mis fuerzas
para no caer
en el oscuro abismo
del no retorno,
esta es una batalla
que no quiero
perder...
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