En el patio friolento
danza inquieta
una hoja trémula.
Al claro de luna
el soplo ligero
de la brisa
la mece con dulzura.
Entre piedras blancas
y polvo ocre humedecido
un viejo árbol torcido
contempla risueño
las estrellas.
Quietud nocturna
entre las grises paredes
adormecidas
de la vieja casa,
sólo el latido de un corazón
y el jadeo convulso
entre sueños serenos y
pesadillas inquietantes.
Llegas en silencio
acaricias mi rostro
y con un beso apaciguas
mi alma turbada.
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